lunes, 25 de abril de 2011

El buen trato politica de RSE


En algunas empresas se comete el error de orientar su política de Responsabilidad Social hacia afuera, es decir, en acciones hacia la comunidad vecinal o hacia grupos necesitados, descuidando algo fundamental que es el principio de una Política de Responsabilidad Social, la Política del Buen trato a sus empleados, a sus clientes, a sus proveedores y entre asociados.

Para comprender este tema, empezaremos por entender “el trato” como la menara de tratar, es decir de relacionarse con otros semejantes o seres, considerando que hay maneras adecuadas o inadecuadas. Lo adecuado es aquello que no causa daño, que no perjudica, que no deteriora, y por lo consiguiente lo inadecuado es lo contrario.

El ser humano tiene la facultad de comunicarse con otros seres de varias maneras, entre ellas la forma verbal y la no verbal. La verbal con la palabra escrita o pronunciada, y la no verbal con ademanes o señales.

La comunicación es algo fundamental en el proceso de entendimiento y relación de unos con otros, y esta comunicación también puede ser presencial o no, es decir,  a través de sistemas tecnológicos directos, o por referencias, queriendo decir que se puede hacer por telefonía convencional o inalámbrica, por internet, o por mensajes enviados con terceras personas.

Cuando hablamos de la política del buen trato estamos indicando la manera  adecuada de comunicarse o referirse de otra persona o con otra persona o ser de la tierra, entendiendo que el buen o mal trato no solo se relaciona entre personas, también aplica en la relación persona animal o persona y cosa.

Es preciso recordar que en toda comunidad se requiere de unas normas que faciliten la convivencia, y estas empiezan con una política del buen trato, independiente de cuál sea el escenario: Laboral, familiar, social, etc.

Si las personas irrespetamos las normas básicas del buen trato, empiezan los conflictos en las comunidades, y estas normas son sencillas y fundamentales, por lo que la política del buen trato la definiremos entonces como: “La manera respetuosa, cortés y decente de comunicarse o referirse de otro o con otro semejante o ser, sea presencial o no presencialmente”.

Este documento recoge entonces los elementos básicos y fundamentales para crear dicha política, y deben  adoptarse como cultura organizacional o comunitaria, entendiendo que el respeto debe ser recíproco entre las personas, no importando su condición, edad, cargo o rol.

·         No seas ofensivo o despectivo con las personas, trata a los demás con cortesía, llámalos por su nombre, nunca con apodos, frases peyorativas o manifestaciones despreciativas.
·         No hables mal de otras personas y respeta su espacio personal.
·         Evita calificar a las personas por su vestimenta, por su raza, por su estrato social, y no hagas de estos elementos criterios para ofrecer tu simpatía hacia ellos.
·         Acepta las diferencias raciales, culturales, ideológicas y conceptuales de otras personas.
·         Cuídate de proferir maltrato verbal o físico. Evita los términos ofensivos, degradantes y calificativos indebidos.
·         Escucha a las demás personas, míralos a los ojos cuando te hablan y cuando tú les hables.
·         Así como debes ser sincero para rechazar una idea, para corregir un error, hazlo de buena manera, nunca tratando de hacer sentir mal a la persona, y a su vez ten el valor para felicitar a los demás cuando lo merezcan, agradéceles cuando sea necesario y estimula el desarrollo de sus cualidades. Resalta lo positivo de las personas y no sus defectos o aquellas cosas que les generan dificultades.
·         Admite las diferencias personales, sin caer en la complacencia de errores en las actuaciones incorrectas.
·         Aprende a pedir ayuda cuando la necesitas, no siempre los demás pueden adivinar lo que te pasa.
·         Ayuda a resolver los conflictos mediante el diálogo y facilita que lleguen a acuerdos de sana convivencia.
·         Evita anteponer a otros tu cargo, rango, edad, profesión, nivel o lo que fuere, la humildad es el mayor valor personal.
·         Aprende a pronunciar y conjugar palabras y frases básicas y mágicas como: Por favor, tenga la amabilidad, muchas gracias, excúseme y otras tantas que agregan valor y llenan de regocijo el alma.
·         Trata de no dejarte impulsar por comentarios de otros, por falsos testimonios y por rumores sin fundamento.
·         Recuerda que los comentarios sobre otras personas no hacen más que daño, evítalos.
·         Controla las efusiones excesivas tanto de alegría, como de agresividad, la grosería y más la vulgaridad.
·         Evita un ambiente dónde se murmura y la crítica a espaldas de los interesados.

Aplica estas normas en tu vida diaria, con tu familia, con tus vecinos, en tu trabajo y en todos los escenarios donde tengas la oportunidad de convivir y compartir, y hazlo cuando hables, cuando escribas e inclusive cuando señales o hagas referencias.

Ten en cuenta que inclusive para discrepar, para refutar y para defender una idea o una posición, debe primar la cortesía, pues de lo contrario, con la agresividad, la grosería y la patanería estás dejando salir lo irracional que nunca engalana.

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